La opinión
de….
Josep Lluís Berdonces
Dr. en medicina
naturista
Las crisis de ansiedad son
frecuentes en situaciones de estrés y en personas nerviosas. Buena parte de los
síntomas se dan en el sistema nervioso vegetativo (palpitaciones, dolores de
cabeza, ahogos, indigestiones o molestias abdominales, etc.), aunque sin duda
los más frecuentes son la sensación de ahogo u opresión en la zona del tórax,
que se puede presentar a cualquier hora del día o de la noche, y que hace
pensar en la posibilidad de un infarto o una problemática de riesgo vital. En personas muy ansiosas en las que las crisis se dan habitualmente, es de gran utilidad el tratamiento con fármacos de la familia de las benzodiacepinas (con una acción reductora de la ansiedad). Sin embargo, estas crisis no deben tratarse indefinidamente, sino en las épocas en las que se dan con mayor asiduidad, en etapas de crisis agudas y en el período inmediato posterior a ellas. Posteriormente se deberá proceder a una deshabituación a estos fármacos y utilizar métodos menos agresivos, para evitar que la persona esté “condenada” a una terapia ansiolítica de por vida.
Valorar las crisis
Lo primero que hay que hacer
ante una crisis de ansiedad es desdramatizar la situación, ya que este
trastorno, aunque molesto, no comporta un riesgo importante para la salud. Así,
se reducirá considerablemente la angustia derivada del riesgo de una posible
muerte u hospitalización, y con ello la espiral que se produce entre síntomas y
alarma. En este campo es muy importante la labor de las personas próximas al
enfermo, que deben estar tranquilas y mantener la cabeza fría.
Relajación
Las terapias de relajación (métodos como la
relajación autógena de Schultz o el yoga) son muy útiles en la prevención de
estas crisis, aunque de entrada pueda costar adaptarse a ellas.
Fitoterapia
Hay que escoger plantas
medicinales con un mayor efecto sedante y relajante muscular. Puede ser útil el
kava-kava (Fiper methysiicum), del
cual se pueden tomar tres cápsulas cada cinco o seis horas, la Amapola de California (Eschsolízia californica), que además de ser
sedante tiene una acción relajante muscular; o el Loto de Montana (Lotuscornailatus)
Estrategias para prevenir las crisis o ataques
Aunque lo
único que realmente puede paliar o curar el trastorno es el seguimiento de una
terapia psicológica adecuada, siempre es posible realizar una serie de
ejercicios mentales básicos que dificulten la aparición de los episodios de
crisis de los que hablamos: * Por ejemplo, cabe empezar por relajarnos antes de salir a la calle a realizar cualquier actividad, por irrelevante que sea.
* También puede ser útil planificar claramente todo lo que tenemos previsto hacer hasta volver de nuevo a casa (o al lugar de partida), evitando así la posibilidad de que aparezca la angustia asociada a la falta de un plan claro.
* Podemos decirnos a nosotros mismos -ya sea mentalmente o en voz alta- que cuando salgamos a la calle mantendremos en todo momento una mínima calma y seremos capaces de realizar las modificaciones necesarias de nuestros planes iniciales. Debemos tener claro y creer que, en el supuesto caso de que nos pasara algo, tendríamos los recursos necesarios para afrontar la situación.
No obstante, debemos recalcar que estas autoinstrucciones y ejercicios no pueden reemplazar la labor terapéutica del psicólogo o del analista, infinitamente más potente terapéuticamente y de mayor alcance y estabilidad en el tiempo, por lo que resulta más eficaz que las acciones propias sin soporte experto.