Centenario de la primera guerra mundial 1914 - 1919

Semana del 2 al 10 de julio del 1914

El nuevo heredero de Austria, el archiduque Carlos-Francisco-José, su mujer                                                                       la princesa Zita de Bourbon de Parma y sus dos jóvenes hijos

    Se había discutido sobre todo, de los sentimientos que podría tener el futuro emperador con relación a la Triple Alianza y principalmente al aliado alemán, quería sin emprender la obra imposible restablecer la Austria en el centro del imperio alemán, quería por lo menos una Austria independiente de Berlín, daba la impresión que el tenía por su país este orgullo si la palabra siguiente se confirmaba auténtica <<No es la Triple Alianza que es nuestro plan político -había dicho un día-. La Triple Alianza es una expresión, nuestro principal objetivo es la Europa>>.

   Todos eran, según testigos seguros, de las ideas de este príncipe que le habían puesto la etiqueta de reaccionario. Sus grandes pensamientos eran el ejército, su autoridad la ejercía con un brazo de hierro, segaba generales como hierba del campo, él aprobaba uno a uno todos los engranajes de la enorme máquina de guerra, con el mismo ardor, él apresuraba el aumento de la flota. En una orden del día, que hizo mucho ruido hace unos años, indicaba que la marina austriaca debería tener como objetivo, no solamente la defensa de sus costas, pero también las grandes operaciones de guerra en alta mar.

   Un buen día el corazón de Francisco-Fernando hablo, pero no fue a favor de una princesa. La elegida había sido una condesa Sofía Chotek de Chotkowa y Wognin, de buena nobleza checa, pero sin fortuna y sin otra situación que la de lectora y dama de compañía de una madre de 6 hijas.

   Esto fue el gran escándalo cuando Francisco-Fernando notificó que él tenía la firme intención de casarse con ella. Todas las dificultades habidas y por haber, le fueron opuestas a esta boda, la condesa de Chotek, en efecto no era de sangre real, no podía tener en la corte el rango de archiduquesa heredera, la boda no podía ser que morganática y, tuvo también el archiduque heredero renunciar por los hijos que nacieran a todo derecho de sucesión al trono. El Emperador del cual el consentimiento era necesario, dudo durante largo tiempo, pero por terminar tuvo que ceder bajo las presiones.

   La maravillosa vida conyugal de Francisco-Fernando y de Sofía de Cholek, duquesa de Hohenberg, ha sido por así decirlo, coronada por esta muerte que les golpea a los dos. Después del atentado, sintiéndose perdido

Francisco-Fernando, aun le quedo la fuerza de decirla a su esposa “Sofía, tienes que vivir por los niños….” Pero ella había estado herida a muerte la primera.

   Los hijos nacidos de su matrimonio perfecto –la princesa Sofía (1901), los príncipes Maximiliano-Carlos (1902) y Ernesto (1904), no pueden, ya lo he dicho, suceder al trono y no tienen ningún rango en la familia imperial. Así los derechos del heredero del trono pasan, en el orden prescrito, de varón a varón, al primogénito

de los sobrinos de Francisco-Fernando, al primer hijo de su hermano Othon, muerto en 1906

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