Centenario de la primera guerra mundial 1914 - 1919
Semana del 7 al 13 de noviembre del 1914
Una jornada histórica de la amistad Franco-Belga
General Joffre Sr. de Bronqueville Sr. Millerand El rey Sr. Poincaré
El rey Alberto y el presidente de la republica francesa, seguidos del
Sr. Millerand, del general Joffre y del Sr. Broqueville, entrando en la
alcaldía de Furnes, a pocos kilómetros del frente de combate, el 1º de noviembre.
Los anónimos
Cuanto grande es el desamparo del soldado que no tiene nada más sobre su
tumba de batalla, apresuradamente cavada y adornada de una cruz de madera, en
donde empieza a borrarse una inscripción venida ilegible! Y por tanto esta
angustia es ventajosa y aun privilegiada si la comparamos a esta de los muertos
perdidos, desaparecidos a jamás, hundidos en las
profundidades del inmenso desconocido, como el marinero en el seno de las olas
del mar. Delante del pequeño túmulo de los primeros por lo menos se puede
decir: <<Un hombre está aquí, que ha caído por su país. Yo no sé quien es
…yo se que está aquí>>. No necesito nada más para que mi espíritu se
recoja y que el abultamiento de tierra se ofrezca a mis dos rodillas como una perfecta oración….Pero si no
hay túmulos, ni cruz, ni nada escrito, ni este ligero abultamiento, tan deprisa
borrado y aplanado, que me indique a mí, difunto de mañana, el sitio del
viviente de ayer y sin embargo, a pesar de la ausencia total de signos
exteriores, sean los que sean, yo soy llevado a ponerme, en la duda, la
terrible cuestión <<Pueden haber muertos aquí? Si…..muertos disimulados y
que nada los revela? Yo debo, en ese caso, preverlos, sospecharlos, buscarlos,
adivinarlos y encontrarlos, en una certeza únicamente moral, de alguna manera
localizarlos, por todo y en ningún sitio, contra toda apariencia
material….entonces yo padezco una especie de mal terrible y una desolada
angustia. Estos muertos anónimos me obsesionan. Yo reconstituyo su oscuridad solitaria.
Y al lado de estos <<anónimos
de la muerte>>, he aquí otros anónimos que igualmente hay sacar de la
sombra y los revelar: Los anónimos de la
vida, los discretos empeñados en hacer el bien, los modestos del sacrificio
y los vergonzosos de la dedicación: hermanas de la caridad, enfermeras,
médicos, camilleros, burgueses, empleados, obreros, pequeña gente, paseantes en
la calle y cercanías de la batalla, que la guerra les ha hecho héroes y que
rechazan de ser vedetes.
En lo ordinario, ellos eran “como todo el mundo”. Pero la piedad, el
dolor, la cólera patriótica, la furia de la compasión les han repentinamente
las ha realzado por encima de los otros y a ellos mismos.
Tendría que hablar de socorros materiales, espirituales, remedios,
cuidados, sopas, viáticos de todas clases que han llevado entre los
derrumbamientos? De las victimas que han salvado in extremis, de los refugiados que han sacado de los sótanos
después de haberlos escondido, sacerdotes y médicos que han ido a buscar y
ellos han venido, por el más corto camino,…..los niños que han escondido bajo
sus abrigos, en una huida atroz, como si volaran?
Y bien después de haber vivido todas esas grandezas y todos esos
horrores y después de haber triunfado, por milagro, después de haber visto
venir y repartir al alemán, después de haber esperado, desesperado, sufrido lo
inimaginable y agotado todas las fuerzas de su cuerpo y de su corazón….los
<<anónimos de la vida>> no
quieren sentir hablar de ellos ni de nadie>>.
Ah! Esto! Es la cima de lo magnifico, lo sublime que desconcierta!!!!!
IMÁGENES DE LA GUERRA MODERNA
Un grupo de enemigos (alemanes)
muertos limpiamente por un solo obús explosivo del 75, parece que están
durmiendo, en poses naturales, al pie de un montón de troncos de madera.
Batería de artillería francesa
del 75, disimulada bajo fajos de paja para que ningún aviador los pueda
localizar.
EL GENERAL GALLIÉNI HACE VISITAR AL PRESIDENTE DE LA REPÚBLICA FRANCESA EL CAMPO ATRINCHERADO DE PARÍS
El presidente y los generales
descienden al fondo de una trinchera.
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