lunes, 4 de agosto de 2014

Centenario de la primera guerra mundial 1914 - 1919


Semana del 17 al 23 de octubre 1914

El rey Alberto entremedias de sus soldados

Episodio de la defensa de Amberes: Un obús alemán acaba de caer en medio de un destacamento de ciclistas, a menos de cien metros del rey que de seguida acudió hasta el sitio en donde aun estaban socorriendo a los heridos

Duelos de caballería
Dragones franceses contra uhlans

   Al principio de las hostilidades, el papel de la caballería se limito la mayoría de las veces a escaramuzas de contacto. Es lo contrario actualmente, desde hace algunos días, en el transcurso de las batallas enganchadas en el Norte, verdaderos duelos, combates encarnizados se están produciendo en numerosas reprisas entre los cuerpos de caballería, más de una vez se han enfrentado a la lanza y al sable.

   Todo en esta invasión de los alemanes, hasta el momento de los fracasos sufridos en la Marne les han impuesto una táctica defensiva más prudente; todo a contribuido a dar la impresión de lanzarse hacia delante en masa como hordas bárbaras. En una carta de un soldado inglés, da el reflejo de una de estas acciones en masa de los alemanes <<Nosotros no podíamos fallar (dice en su carta). Primero los apercibimos a unos 800 metros aproximadamente, avanzaban amontonados como una multitud de personas que saldrían de ver un partido de fútbol…Por uno que caía de nuestro lado, ellos perdían diez o doce hombres, era como un fuego rodante>>. De otra parte un oficial inglés que sirvió durante un tiempo en el ejército alemán constata: “Es interesante de notar que esta formación en masas es perfectamente conforme a las formaciones de los
 tiempos de Federico el Grande, a tal punto que suboficiales están situados detrás de la líneas de los combatientes, sin duda para encorajar a los hombres al asalto, a la suave manera prusiana”. De hecho, ha estado constatado, desde el principio de la campaña, que varios de los prisioneros alemanes llevaban en la espalda heridas que provenían de golpes de sable que les habían prodigado a título excitante. Se puede imaginar, los blancos admirables que constituyen para los cañones franceses, formaciones parecidas. No se puede fallar, según la expresión en la carta del soldado inglés. Lo que no impide actualmente y desde el comienzo de la batalla del Aisne, los soldados del Kaiser de mostrar disposiciones no menos remarcables y seguramente más instintivas, con la prudente guerra de trincheras.

El nuevo soberano de Rumania 

                                             La reina María                               El rey Fernando

   El rey Carlos 1º, no habiendo tenido un hijo varón, un proyecto de ley fue depositado en 1886 en las Cámaras, en virtud del cual seria uno de sus sobrinos. Fernando, segundo hijo del príncipe Leopoldo de Hohenzollern-Sigmaringen, que venía el heredero presuntivo de la corona de Rumania. El primogénito, el príncipe Guillermo, renunció a favor de su hermano menor a esta sucesión real.
   El príncipe actualmente el rey Fernando, nació en Sigmaringen, el 24 de agosto del 1865. De su unión con María princesa de Saxe-Cobourg y Ghota, tuvieron 6 hijos, de los cuales tres son varones, los príncipes Carlos, nacido en 1893, Nicolás, nacido en 1903 y Mircea, nacido en 1912. El futuro de la dinastía esta asegurado.
¿El advenimiento del nuevo soberano, hará salir la política rumana de la expectativa y de la neutralidad que ella observa desde el detonante de la gran guerra europea?
   Se conocen las reivindicaciones de nacionalismo rumano: Hace siglos que cuatro millones de rumanos se encuentran separados de sus hermanos de idioma, raza y religión y padecen bajo el domino húngaro desde el 1866, la misma opresión de la cual se quejaban los italianos de Trentin y del Istri, los serbios de Canat, de Temesvar y de la Bosnia-Herzegovina, las populaciones eslavas de Croacia-Eslovenia. La reunión de la Transilvania y de la Bukovina al reino de Rumania es el programa secular del partido nacional, siempre afirmado en cada gran crisis que pone al Oriente en juego, y hasta el presente retrasado por la influencia del rey difunto.

   Pidiendo, él, Hohenzollern, en 1866 y obteniendo del rey de Prusia, jefe de su casa, la autorización de aceptar la corona que le ofrecía el plebiscito de las provincias unidas de Moldo-Velache, Carlos 1º, había solemnemente jurado de jamás consentir una política contraria a la del soberano jefe de su familia. Ahora bien, desde el 1866, la política de la Prusia, y la del imperio alemán, fue de afirmar de más en más la
 Austria-Hungría en su posición balcánica y oriental. Cómo de esta manera, el rey de Rumania, hubiera podido prestar el oído a las reivindicaciones del irredentismo romano que apuntan a arrancar a la monarquía austro-húngara dos de sus provincias.
   En un reciente consejo de la corona en donde fue debatido este dilema angustioso: Acción o neutralidad, el rey Carlos 1º, habiendo opuesto una vez más su promesa, uno de los ministros había replicado: “Vuestra Majestad ha podido prometer en su nombre, pero no en el nombre del estado rumano”, lo que le hacía entre ver en términos ocultos la necesidad de someterse o de ser destituido. El rey lo comprendió tan bien, que el respondió, según dicen: “Muy bien, yo preferiría abdicar! La muerte lo liberó de sus conmovedoras perplejidades.
   El nuevo rey Fernando aún no ha manifestado sus intenciones, pero ya los dirigentes de Rumania, han hecho entender sus aspiraciones.

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