Centenario de la primera guerra mundial 1914 -1919
Semana del 31 de octubre al 6 de noviembre 1914
Las trincheras alemanas
Las trincheras reforzadas; detalles de la cubertura,
almenas y la excavación.
Estos frentes
presentan generalmente una, dos o tres líneas de trincheras-abrigo de 0’50 a
0’60 metros de ancho, paralelas, con una largura proporcional a los efectivos
que ellas ocupan, unidas entre ellas por caminos trazados en zigzag y unidas en
último lugar a una línea de trincheras fortificadas armadas con ametralladoras.
Estas últimas trincheras reforzadas, están al abrigo casi absoluto de los
proyectiles de los fusiles, ametralladoras y cañones.
Las trincheras
ligeras, están absolutamente invisibles a 300 metros , distancia
que permite un fuego mortífero. Uno se da cuenta que si el enemigo dispone de
tres línea sucesivas y de una línea de atrincheramientos fortificados, es en un
mínimo sobre un trayecto de 600
metros que la línea sitiadora es susceptible de ser
diezmada por un fuego de infantería lanzado a 300 metros y por el
fuego de las ametralladoras situadas en el atrincheramiento fortificado, un
fuego extremamente rápido y lanzando con una precisión absoluta de 300 a 600 balas por minuto y
por pieza sobre la línea que avanza.
El soldado, en la
trinchera de campaña goza de una seguridad mucho más grande que el soldado
acostado sobre el vientre, detrás de su mochila, en una excavación ofreciendo a
penas 0’40 metros de desnivelación. Agachándose un poco, él dispara a ras del
suelo y se encuentra garantizado de una manera absoluta del fuego de la
infantería, además le permite a sus ametralladoras de tirar sin peligro para
él. Este mismo movimiento le hace hacer la joroba, es su mochila que se
encuentra situada en el sentido horizontal y esta mochila constituye con el
casco una protección relativa contra los shrapnells y los fragmentos de los
obuses.
Detrás de la
trinchera alemana, huecos han sido escavados para el jefe de la unidad y los suboficiales.
El agujero del jefe de la unidad esta en comunicación con el encaminamiento, el
de los suboficiales no.
Si se añade que los
taludes o más bien el vertedero de la excavación de la trinchera, ocupa una
anchura de 4 a
5 metros
y si además esta cuidadosamente encespedada o reimplantada con las culturas
cercanas, se comprenderá que esta muy ligera desnivelación, no deja visible que
a muy corta distancia el “sangrado” de la tierra en donde se encuentran
disimulados y al abrigo la línea alemana.
Cortes verticales de las trincheras y abrigos: Sobre
el croquis perspectiva de habitaciones de reposo de la 1ª linea
En cuanto a las
trincheras fortificadas, ellas están al abrigo de las balas y los shrapnells.
Solamente los obuses de percusión tienen el poder de pulverizarlas y de diezmar
a sus defensores. Los detalles al interior varían al infinito, siguiendo la
ingeniosidad de sus ocupantes, de la tranquilidad relativa a la que ellos
disponen y también a la naturaleza del terreno.
Vista exterior del atrincheramiento.
Los dispositivos
todos diferentes, en donde las trincheras están compuestas de fosas para cuatro
tiradores cada una, profundas de 1’50 metros, anchas de 0’80 metros
aproximadamente, comunicándose con las habitaciones de reposo, dispuestas entre
ellas y hacia atrás. Encaminamientos cubiertos, aquí también, unen las
habitaciones de la primera línea con las de la segunda. Todo el sistema de
habitaciones de descanso sobre todo, está instalado de manera de procurar a los
hombres el máximo confort y seguridad, postigos y puertas arrancadas a las
casas los abrigan o también ramas recubiertas de tierra.
Desde el principio
de la guerra, en Lorena, hay que decirlo, después de algunas duras
experiencias, los soldados franceses han comprendido rápidamente las ventajas
de las trincheras alemanas, lo que prueba, sea dicho, que para estudiarlas
tenían ante todo ser conquistadas. De seguida los oficiales, suboficiales y
soldados del cuerpo de ingenieros, fueron destacados en todas las unidades para
enseñar a los soldados de infantería la manera de construir estos abrigos. La
educación fue rápida y muy pronto ellos también llegaron a completar el
utillaje necesario e indispensable a la protección comuna. Los útiles de los
desaparecidos, los picos y palas abandonadas en los pueblos, todos estos
útiles, fueron enganchados en las mochilas de esos quejumbrosos bajo el peso de
la pequeña pala-pico reglamentaria.
De la primera tregua
de fuego, cuando caía la noche, los “agujeros” se empezaban a cavar. Muchas
veces en el silencio de la noche, a menos de 500 metros los unos de
los otros, los soldados de las dos partes entendían mutuamente los golpes de
pico, los lanzamientos de la tierra con la pala, las palabras de estimulo de
sus jefes y se acordaban tácticamente el armisticio necesario para la
excavación del foso protector del cual surgirían en tromba cuando viniera el
día.
No hay comentarios:
Publicar un comentario