Centenario de la primera guerra mundial 1914 - 1919
Semana del 28 de noviembre al 4 de diciembre del 1914
EL GENERAL FOCH
Comandante en jefe de los ejércitos
del Norte
Hacia el 20 de octubre, el frente se determina así: De Nieuport a
Dixmude una de las divisiones de infantería y los marines, tenían la línea de
la vía férrea, mientras que el ejército belga se reorganizaba en la retaguardia;
al Sur de Dixmude, los aliados se habían instalado sobre el canal, y la línea
francesa se alejaba hacia el Este diseñando, por delante de Ypres, un vasto
medio-circulo ocupado por cuatro cuerpos de ejército francés y por un cuerpo
inglés.
Después la línea descendía hacia el Sur, desee Messines hasta
Armentières, formando dos sectores, tenidos, el primero por el resto del
ejército inglés, el segundo por los franceses.
El ataque alemán primeramente intento a tomar Dunquerque, a alcanzar
Calais y Boloña, a envolver a los aliados, a cortar las comunicaciones directas
del ejército británico con el mar. Toda la artillería pesada partida de Amberes
estaba ahí, lista a ser empleada de nuevo.
Desde el 3 de noviembre, el ataque fue rechazado. Por ferrocarril, los
aliados marcharon hacia el Yser rechazando al enemigo que había conseguido
pasar a la orilla izquierda, ahogando a sus retaguardias en la inundación. Aún
se pueden ver cerca de Ramseapelle los cañones alemanes hundidos en el cieno y
los cadáveres medio sumergidos. Entonces, el enemigo, no pudiendo cambiar de
dirección, ensaya de abrirse paso, y esa fue la batalla de Ypres, batalla
furiosa, encarnizada, en don el ejército alemán lanza sus unidades en masas
profundas, sin preocupación de pérdidas sacrificando todo para llegar hasta el
final, con tal que esta meta fuese alcanzada.
El terreno de batalla de Flandes
No lo consiguieron. Durante cerca de tres semanas, los aliados han
sufrido asaltos repetidos, precipitados, frenéticos, todos han sido rechazados.
Nuestro frente con su forma circular, no era nada fácil de mantener, no
obstante la hemos conservado.
El 30 de octubre las tropas inglesas, particularmente la caballería,
habían tenido que retroceder de algunas centenas de metros delante del esfuerzo
potente del enemigo, las tropas francesas atacaron al mismo tiempo que la de
los aliados, estableciendo la barrera inviolable que cerraba el acceso a Ypres.
Lo que ha producido que los cuerpos de ejército franco-belga, una unión
estrecha con el cuerpo inglés que ellos encuadraban, es digna de las más bellas
páginas de la historia militar.
El 12 de septiembre el enemigo había conseguido al Norte de Ypres a
pasar el canal sobre dos puntos, el 13 esta rechazado y obligado a pasar a la
otra orilla.
El 15 los ataques aminoraron, y nuestra posición, ya fuerte, se hizo
inexpugnable. Este resultado ha sido obtenido por el ejército de Bélgica, bajo
las órdenes del general d’Urbal con la participación de los ejércitos de los
generales Maud’huy y Castelnau, estos tres ejércitos constituyen el grupo de
los ejércitos del general Foch.
Los dos últimos han contribuido brillantemente a nuestro suceso
rechazando todos los ataques dirigidos contra ellos en tomando, desde el Oise
al Lys, varias posiciones importantes.
El concurso decisivo que hemos aportado en esta circunstancia a las
tropas inglesas, ha profundamente sellado la fraternidad de armas entre los
aliados.
Y
en fin la energía de nuestra resistencia a rendido confianza al ejército belga,
que, reorganizado sobre su propio suelo, es actualmente listo para los combates
de mañana.
Las pérdidas alemanas han sido considerables. Ellas superan ciertamente
120,000 hombres, en ciertas trincheras, de una longitud de 1,200 metros, han
encontrado más de 2,000 cadáveres, y no obstante se sabe, que los alemanes,
cada vez que ellos pueden recogen sus muertos del campo de batalla. Las
pérdidas tan grandes se explican, además, por una circunstancia particular. Si,
durante tres semanas, los alemanes han atacado en masas profundas, es la
consecuencia forzada de la constitución reciente de varios de sus cuerpos de
ejército.
La numerosa artillería que habíamos agrupado al Sur de Ypres, abrió en
esas masas brechas sangrantes. Todo esto marca la importancia de nuestro
suceso; su grandeza toma una singular significación sorprendente, si se piensa
que los alemanes, ellos mismos que siempre han mirado intentar abrir una brecha
hacia Ypres como decisiva. Rompiendo su ofensiva le habíamos infligido la más
humillante de las decepciones. De otra parte hemos obtenido resultados de los
cuales es inútil de señalar la importancia.
Aquí están: El ejército belga había sido
echado fuera de su territorio, Guillermo II no solamente realizaba su proyecto
de proclamar Ypres la anexión de la valiente nación, sino que el estaba
autorizado a glorificarse de la aniquilación de por lo menos uno de sus
adversarios; esta doble satisfacción se le ha reusado.
Si Dunquerque, Calais y Boloña hubiesen sido tomados, la Inglaterra
hubiese tenido dificultades con sus comunicaciones con su ejército en el
continente.
La Francia, en fin, manteniendo inviolable, desde el mar hasta Arras, el
frente de sus ejércitos ha tomado contra la vuelta ofensiva del enemigo sobre
París, la mejor y más eficaz de las garantías.
Así se precisa el alcance del suceso francés: Para medirlo exactamente,
basta con situarse en cuadro general de la campaña, de comparar los frentes
ocupados por nuestra izquierda y por la derecha alemana, primero a principios
de septiembre y después a mediados de noviembre.
Este resultado obtenido – y esto, aun, a notar – proviene no del suceso
momentáneo, si no de una progresión continua que ha rendido vano el esfuerzo
igualmente ininterrumpido del enemigo.
Después de nuestra victoria de la
Marne tuvieron, a mediados de septiembre, los ejércitos alemanes la obligación
a una retirada precipitada, estos, se seguida buscaron a volver a tomar la
ventaja, y siempre desbordando nuestra izquierda. En ninguna parte lo
consiguieron.
Durante ese tiempo al contrario, nosotros conseguimos a alargar esta ala
izquierda hasta Bélgica y llevarla hasta el mar. Después la hemos mantenido
inviolable. El suceso conseguido en Flandes en el cual las tropas francesas han
soportado el peso principal, es la continuación, la prolongación y la consagración
de la victoria de la Marne.
Por muy satisfactorias que sean estas constataciones, no obstante ella
no deben agotar nuestros motivos de confianza; ya que a este progreso de
nuestros ejércitos corresponde la progresión de los ejércitos rusos, lo cual se
ha acentuado a partir del 3 de noviembre.
A las puertas de Cracovia y Kalich, nuestros aliados empiezan a tener un
gran peso en la balanza de las fuerzas. Es por aquí que hay que concluir, ya
que es por aquí que se caracteriza en plena luz el fracaso del plan alemán.
Esta plan, el de von der Goltz, Bernhardi, Falkenhayn, era, lo recordare a
menudo, de aplastar a la Francia en tres semanas y después volverse contra la
Rusia.
Ahora bien, he aquí que llegamos al final del cuarto mes de guerra, y la
Francia no ha sido aplastada. Todo lo contrario, ya que ella, desde el 6 de
septiembre, no ha enregistrado que sucesos, a pesar de la acumulación realizada
contra ella de una masa de tropas representando más de cincuenta cuerpos de
ejército.
Estos cincuenta cuerpos de ejército, hay que decirlo y repetirlo – ya
que tal es la verdad, y esta verdad es nuestro honor – ellos están todos aun
delante nuestro, quince cuerpos de ejército alemanes, reunidos, casi la
totalidad de fuerzas austriacas, hacen frente a Rusia.
No nos cansaríamos de repetir que, desde el 6 de septiembre, la
formidable masa que nos asedia, no ha podido, sea cual sea su valor, hacernos
flexionar, sobre varios puntos, ella a reculado bajo en empuje de nuestro
esfuerzo.
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