viernes, 11 de julio de 2014

Centenario de la primera guerra mundial 1914-1919

Semana del 5 al 11 de septiembre 1914

Los relieves del suelo y el movimiento de los ejércitos

   Los movimientos de los ejércitos se encuentran de alguna manera determinada por las formas del terreno en donde ellos operan y las líneas de defensa, como los puntos de ataque son, por decir algo, marcados por adelantado por los relieves y las depresiones del suelo. Me parece útil presentar un cuadro sumario de las líneas tipográficas directoras del teatro de la guerra.

Carta figurando el relieve del suelo en la región Este y Norte-Este de la cuenca de París

   Si se examina una carta de Europa central y occidental al Norte de los Alpes, se remarcan dos zonas paralelas absolutamente distintas. La primera es un prolongamiento de islotes montañosos: Los montes de Bohême “Bohemia”; el vasto complejo de relieves y mesetas que cortan el río Rin desde Basilea hasta Cobletz y que comprende sobre la orilla derecha del río, los Vosges, el Hunsrück y Eifel que prolonga las Ardenas, en fin en Francia, el macizo central. Al Norte y al Oeste de estos relieves el suelo desciende y es una continuación de vastas llanuras: Alemania del norte, Holanda y la cuenca de Bruselas, y en Francia la cuenca de París.
    Sobre este último nombre los geógrafos y los geólogos dibujan no los alrededores inmediatos de París, ni mismo el conjunto de regiones drenadas por el Sena y sus afluentes, sino toda la región relativamente deprimida comprendida entre las Ardenas, los Vosges, el vertiente Norte de la Meseta central y el macizo armonicazo. Este vasto territorio que encierra de alguna manera a la Francia, no esta abierto ni hacia el Norte-Este, ni hacia el Este del lado de la frontera alemana como se afirma muchas veces. Al contrario, los episodios geológicos que han afectado esta parte de Francia y han creado en la parte de Alemania tres líneas de defensa natural. En la región oriental de la cuenca de Paris los niveles de los lechos de diferentes edades, se prolongan hacia el interior de la depresión formando como una seria de depresiones encajadas las unas en las otras. Los bordes exteriores de estas depresiones se encuentran sumisos a importantes erosiones en el trascurso de las edades geológicas, el resultado es una serie de acantilados girados hacia el Este y al Norte-Este de “aureolas” para emplear el vocabulario geológico.
   Es así que los roces jurásicos engendran una primera línea de alturas: Mesetas y colinas de Langres, Bassigny, Barrios “costas del Mosa” y el Woëvre. Por detrás de este saliente la aureola creadora dibuja por encima de la Champagne húmeda de Vitry-le-François hasta Chamont-Porcien, un segundo acantilado franqueado por delante por el macizo del Argone. En fin al Oeste de esta muralla natural, los depósitos terciarios de la Champagne forman una tercera línea de defensa con el acantilado de la Isla de Francia y la montaña de Reims.
   La importancia militar de estas “aureolas” geológicas está atestada por el emplazamiento de las plazas fuertes francesas. Verdun, Toul y Longres están asentadas sobre la aureola jurásica; los fuertes de Reims sobre la aureola terciaria flanqueado al Este por los Vosges y al Norte por las Ardenas reforzadas por numerosas fortificaciones y guarnecidos por numerosas tropas, estas tres líneas de defensa natural presenta al adversario un frente sólido, así los alemanes han intentado rodearlo por el Norte. De este último, en efecto, las líneas de circunvalación de la cuenca de Paris presentan dos brechas peligrosas.
   La primera, relativamente derecha, está producida por una extensión de la aureola jurásica a través de Luxemburgo en medio de las Ardenas. El valle del Chiers afluente de la orilla derecha del Mosa, Lonwy y Stenay, determinan la situación. Por esta brecha, es posible de pasar las “costas del Mosa” y del Argona y desembocar en el valle del Aisne. Es la ruta que siguieron los prusianos en 1792. De nuevo, en 1914, ellos han querido utilizar este portillo y en este intento han invadido el Luxemburgo. Una vez maestros de la capital del Gran Ducado, han intentado infiltrarse por el valle del Chiers.
   Mucho más ancha es la gran brecha, al pie de las vertientes Norte-Oeste de las Ardenas se abre un largo y profundo surco ocupado primeramente por el Mosa, después por el Sambre que desemboca en el alto valle del Oise, estrechado desde Lieja hasta más arriba de Charleroi, esta depresión se alarga a medida que se avanza hacia el Sur-Oeste y conduce finalmente hasta el Thiérache y a las llanuras del Norte de Francia. De este lado, ni el más mínimo obstáculo natural, al contrario, un terreno fácil que se presta al despliegue de los ejércitos, ofreciéndoles numerosos recursos. Así es que desesperado por poder forzar las líneas de defensa francesas del Este el Estado Mayor alemán ha escogido este portillo como línea de invasión. Ella estaba, es vedad, protegido por la neutralidad de la Bélgica, pero los bárbaros tudescos, no son gente para hacer detener con vanos escrúpulos y ellos encaminan sus columnas a través de las Ardenas belgas para ganar lo más rápidamente posible la ancha puerta abierta hacia el Oise y hacia París. Mientras que el Estado Mayor de Berlín había simplemente previsto un paseo militar, ha encontrado delante de él, admirables tropas que le han infligido al águila prusiana un primer fracaso y le han impuesto un alto delante de los fuertes de Lieja. Mientras que los alemanes fieles a sus principios estratégicos se han forzado en desbordar al ejército belga lanzando masas de caballería sobre la orilla izquierda del Mosa a través de Luxemburgo y el Brabant.
   Hoy en día el teatro de operaciones se extiende sobre cuatro regiones naturales y diferentes. A la extrema izquierda, sobre la orilla izquierda del Mosa, es el Brabant, el Limbourg y el Hesbaye, país de llanuras accidentadas de vallecitos y cañadas; después vienen las Ardenas, un bloque de mesetas ligeramente inclinadas hacia el Norte-Oeste, revela al contrario del lado francés un país de bosques y pantanos; más abajo, delante de Nancy, la meseta de Lorena, región de llanuras cubiertas de árboles, surcadas de ríos y estanques sostenidos en el Donon; en fin la cresta de Vosges sobre la cual las tropas francesas se mantienen y desde donde ellas pueden descender en Alsacia.
Los voluntarios extranjeros

    Entre medias de tantos espectáculos reconfortantes a los cuales se asiste desde hace un mes, hay uno que a mi parecer lo resume todos, es la prontitud de los voluntarios de todas las nacionalidades para alistarse bajo los colores franceses. Esta prontitud atesta a la vez la justicia de nuestra causa, la simpatía que ella impone, la esperanza que ella inspira. Solamente a París, cerca de 30.000 extranjeros han pedido servir a la Francia. Se han escogido primeramente los más válidos y han formado varios grupos sin distinción de nacionalidad, que, una vez vestidos y equipados serán instruidos en el oficio militar y dirigidos al frente todos unidos belgas, suizos, italianos, húngaros, poloneses, rusos, serbios, todos dispuestos a combatir por el mismo ideal.

Un embarque de voluntarios extranjeros en las cercanías de París

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