Centenario de la primera guerra mundial 1914-1919
Semana del 5 al 11 de septiembre 1914
Los relieves del suelo y el movimiento
de los ejércitos
Los movimientos de
los ejércitos se encuentran de alguna manera determinada por las formas del
terreno en donde ellos operan y las líneas de defensa, como los puntos de
ataque son, por decir algo, marcados por adelantado por los relieves y las
depresiones del suelo. Me parece útil presentar un cuadro sumario de las líneas
tipográficas directoras del teatro de la guerra.
Carta figurando el relieve del suelo en la región Este
y Norte-Este de la cuenca de París
Si se examina una
carta de Europa central y occidental al Norte de los Alpes, se remarcan dos
zonas paralelas absolutamente distintas. La primera es un prolongamiento de
islotes montañosos: Los montes de Bohême “Bohemia”; el vasto complejo de
relieves y mesetas que cortan el río Rin desde Basilea hasta Cobletz y que
comprende sobre la orilla derecha del río, los Vosges, el Hunsrück y Eifel que
prolonga las Ardenas, en fin en Francia, el macizo central. Al Norte y al Oeste
de estos relieves el suelo desciende y es una continuación de vastas llanuras: Alemania
del norte, Holanda y la cuenca de Bruselas, y en Francia la cuenca de París.
Sobre este último
nombre los geógrafos y los geólogos dibujan no los alrededores inmediatos de
París, ni mismo el conjunto de regiones drenadas por el Sena y sus afluentes,
sino toda la región relativamente deprimida comprendida entre las Ardenas, los
Vosges, el vertiente Norte de la Meseta central y el macizo armonicazo. Este
vasto territorio que encierra de alguna manera a la Francia, no esta abierto ni
hacia el Norte-Este, ni hacia el Este del lado de la frontera alemana como se
afirma muchas veces. Al contrario, los episodios geológicos que han afectado
esta parte de Francia y han creado en la parte de Alemania tres líneas de defensa natural. En la región oriental de la cuenca de
Paris los niveles de los lechos de diferentes edades, se prolongan hacia el
interior de la depresión formando como una seria de depresiones encajadas las
unas en las otras. Los bordes exteriores de estas depresiones se encuentran sumisos
a importantes erosiones en el trascurso de las edades geológicas, el resultado
es una serie de acantilados girados hacia el Este y al Norte-Este de “aureolas”
para emplear el vocabulario geológico.
Es así que los
roces jurásicos engendran una primera línea de alturas: Mesetas y colinas de
Langres, Bassigny, Barrios “costas del Mosa” y el Woëvre. Por detrás de este
saliente la aureola creadora dibuja por encima de la Champagne húmeda de
Vitry-le-François hasta Chamont-Porcien, un segundo acantilado franqueado por
delante por el macizo del Argone. En fin al Oeste de esta muralla natural, los
depósitos terciarios de la Champagne forman una tercera línea de defensa con el
acantilado de la Isla de Francia y la montaña de Reims.
La importancia
militar de estas “aureolas” geológicas está atestada por el emplazamiento de
las plazas fuertes francesas. Verdun, Toul y Longres están asentadas sobre la
aureola jurásica; los fuertes de Reims sobre la aureola terciaria flanqueado al
Este por los Vosges y al Norte por las Ardenas reforzadas por numerosas
fortificaciones y guarnecidos por numerosas tropas, estas tres líneas de
defensa natural presenta al adversario un frente sólido, así los alemanes han
intentado rodearlo por el Norte. De este último, en efecto, las líneas de
circunvalación de la cuenca de Paris presentan dos brechas peligrosas.
La primera, relativamente
derecha, está producida por una extensión de la aureola jurásica a través de
Luxemburgo en medio de las Ardenas. El valle del Chiers afluente de la orilla
derecha del Mosa, Lonwy y Stenay, determinan la situación. Por esta brecha, es
posible de pasar las “costas del Mosa” y del Argona y desembocar en el valle
del Aisne. Es la ruta que siguieron los prusianos en 1792. De nuevo, en 1914,
ellos han querido utilizar este portillo y en este intento han invadido el
Luxemburgo. Una vez maestros de la capital del Gran Ducado, han intentado
infiltrarse por el valle del Chiers.
Mucho más ancha es
la gran brecha, al pie de las vertientes Norte-Oeste de las Ardenas se abre un
largo y profundo surco ocupado primeramente por el Mosa, después por el Sambre
que desemboca en el alto valle del Oise, estrechado desde Lieja hasta más
arriba de Charleroi, esta depresión se alarga a medida que se avanza hacia el
Sur-Oeste y conduce finalmente hasta el Thiérache y a las llanuras del Norte de
Francia. De este lado, ni el más mínimo obstáculo natural, al contrario, un
terreno fácil que se presta al despliegue de los ejércitos, ofreciéndoles
numerosos recursos. Así es que desesperado por poder forzar las líneas de
defensa francesas del Este el Estado Mayor alemán ha escogido este portillo
como línea de invasión. Ella estaba, es vedad, protegido por la neutralidad de
la Bélgica, pero los bárbaros tudescos, no son gente para hacer detener con
vanos escrúpulos y ellos encaminan sus columnas a través de las Ardenas belgas
para ganar lo más rápidamente posible la ancha puerta abierta hacia el Oise y
hacia París. Mientras que el Estado Mayor de Berlín había simplemente previsto
un paseo militar, ha encontrado delante de él, admirables tropas que le han
infligido al águila prusiana un primer fracaso y le han impuesto un alto
delante de los fuertes de Lieja. Mientras que los alemanes fieles a sus
principios estratégicos se han forzado en desbordar al ejército belga lanzando
masas de caballería sobre la orilla izquierda del Mosa a través de Luxemburgo y
el Brabant.
Hoy en día el
teatro de operaciones se extiende sobre cuatro regiones naturales y diferentes.
A la extrema izquierda, sobre la orilla izquierda del Mosa, es el Brabant, el
Limbourg y el Hesbaye, país de llanuras accidentadas de vallecitos y cañadas;
después vienen las Ardenas, un bloque de mesetas ligeramente inclinadas hacia
el Norte-Oeste, revela al contrario del lado francés un país de bosques y
pantanos; más abajo, delante de Nancy, la meseta de Lorena, región de llanuras
cubiertas de árboles, surcadas de ríos y estanques sostenidos en el Donon; en
fin la cresta de Vosges sobre la cual las tropas francesas se mantienen y desde
donde ellas pueden descender en Alsacia.
Los voluntarios extranjeros
Entre medias de
tantos espectáculos reconfortantes a los cuales se asiste desde hace un mes,
hay uno que a mi parecer lo resume todos, es la prontitud de los voluntarios de
todas las nacionalidades para alistarse bajo los colores franceses. Esta
prontitud atesta a la vez la justicia de nuestra causa, la simpatía que ella
impone, la esperanza que ella inspira. Solamente a París, cerca de 30.000
extranjeros han pedido servir a la Francia. Se han escogido primeramente los
más válidos y han formado varios grupos sin distinción de nacionalidad, que,
una vez vestidos y equipados serán instruidos en el oficio militar y dirigidos
al frente todos unidos belgas, suizos, italianos, húngaros, poloneses, rusos,
serbios, todos dispuestos a combatir por el mismo ideal.
Un embarque de voluntarios extranjeros en las
cercanías de París
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