Centenario de la primera guerra mundial 1914 - 1919
Semana del 3 al 9 de octubre del 1914
EL PELIGRO DE LAS MINAS FLOTANTES SEMBRADAS
POR LOS ALEMANES EN EL
MAR DEL NORTE
El Kônigin-Luisa,
barco sembrador de minas alemán, hundido por la estafeta inglesa Amphion y la flotilla de contra-torpederos
británica
En el Adriático, la flota franco-inglesa ha
ocupado la isla de Lissa y empezado el bombardeo de Cattaro.
La cogida de colinas alemanas se prosigue
metódicamente.
El crucero estafeta ingles Amphion toca una mina flotante y se hunde unos minutos después
Los
soldados y marines de Inglaterra y Francia, colaboran en la ocupación de
Camerún: Douala, el puerto más importante de esta colonia se ha rendido el día
27. Han tomado la más grande parte de los territorios del Congo que los
franceses habían cedido en 1911. Fuerzas británicas han ocupado Nueva Guinea.
Por terminar los japoneses vienen de aplastar a los alemanes a 10 kilómetros de
Kiao-Tchéou.
Bélgica
invadida
Durante este fin de semana, tan importante
en amenazas y en lutos, Bruselas no se había imaginado que un héroe había
nacido del polvo mismo que levantaba la horda de invasores. No fue que al cavo
de unos días que conocieron la conducta de su burgomaestre Adolfo Max.
El burgomaestre Adolphe Max
Este hombre será, de ahora en adelante, una
de las grandes figuras del Brabant burgués.
Con un tacto, una técnica, una diplomacia
por encima de todo elogio, y, también con una lucidez espiritual de la que no
es común encontrar el ejemplo en circunstancias así de trágicas, ha entrado
vivo en el libro de los patriotas ilustres de Bélgica.
Su hora había sonado cuando le previnieron
que el ejército alemán se aproximaba a la ciudad. De seguida, reunió a sus
hombres y decide ir a parlamentar. En un palo, clavaron rápidamente una gran
servilleta de baño y precedido de un banderín improvisado que llevaba el
secretario comunal, acompañado de los regidores Steens y Jacqmain, el
burgomaestre se puso en camino. Fue el teniente de estado mayor Kriegshein que
el encuentra y es a él que le pide de renunciar atravesar Bruselas con las
tropas alemanas. Él lo hizo con mucho coraje, hablar de
los derechos de las personas,
mientras que se hablaba delante de él del derecho del más fuerte, a falta de
argumentos y delante del rechazo que le imponían, le anuncia que deseaba
telegrafiar al emperador de Alemania <<no pudiendo tolerar, dijo él, que
el ejército de un soberano que había festejado en Bruselas, penetrara en
Bruselas sin haber sido autorizado por los que administran la ciudad>>.
Él aguanto tan bien, que tuvieron que aceptar su voluntad. El oficial cogió el
despacho y fue a presentarlo a su jefe. Al cabo de una media hora las
negociaciones empezaron de nuevo. El oficial informa al burgomaestre que la
nota seria trasmitida, pero que era necesario, en la espera, de someterse a las
ordenes del general comandante de 4º cuerpo, a saber: el ejército atravesará la
ciudad; la aglomeración tendrá el deber del mantenimiento de las tropas
alemanas durante su estancia “El capitán Kriegshein continúa con el proceso
verbal, a requerido de otra parte que la ciudad de Bruselas y las comunas de
las aglomeraciones, pagar, a título de contribución de guerra, dentro de los
tres días, una cantidad de 50 millones de francos en oro, plata o billetes de
banco, la provincia de Brabant debe pagar un suplemento a titulo de
contribución de guerra, una cantidad de 450 millones de francos, cantidad que
puede ser pagada en plazos hasta lo más tarde el 1 de septiembre 1914”
“El burgomaestre de Bruselas,
protesta contra la violencia a la cual ha sido sometido y declara no ceder que
contra la fuerza……
“Ha hecho conocer su intención
de residir en permanencia en el ayuntamiento para vigilar a la buena marcha de
los servicios
“El capitán Kriegshein le
comunica que ha recibido un mandato de retenerle provisionalmente y está a la
disposición del comandante alemán para garantizar la buena conducta de la
población bruselense, al burgomaestre de Bruselas, al consejo comunal y a cien
notables de la ciudad…….”
En este momento el burgomaestre interrumpe
la lectura.
--Si usted quiere un rehén,
dice él, con toda su calma, ¡aquí estoy! Haga de mí lo que quiera. En caso de disturbios,
poco me importa perder la vida para garantir la vida y las propiedades de mis
conciudadanos. Pero si usted persiste en su decisión de retener el consejo
municipal y los cien notables de la ciudad, yo declaro no dar ninguna garantía.
Lo que se tradujo en el documento oficial,
por:
“Después de un cambio de vista
sobre este tema, el capitán Kriegshein, renunció espontáneamente a esta
exigencia, bajo reserva de rectificación de su mandatario…….”
Y esto terminó así:
“Hecho en doble en Bruselas, el
20 de agosto 1914.
Firmado: KRIEGSHEIN
“Teniente de estado mayor del 4º cuerpo de ejército”
En vano se busco otra firma.
Cuando por fin, el estado mayor penetra en
el ayuntamiento y anuncia su intención de aposentarse y dormir ahí, el
burgomaestre replica;
--Ustedes se encontraran muy
mal, ya que tal es su decisión, yo mismo dormiré aquí también, considerándome
que aún estoy en mi casa. Y sin esperar una respuesta, hizo subir una cama en
la sala de la Independencia, es aquí que después de la invasión, pasa sus
noches.
Todos sus gestos están marcados con el mismo
sello.
Al general que le rogó de quitar
inmediatamente las banderas belgas, francesas e inglesas que flotaban delante
del campanario, le contestó:
--He aquí un trabajo que no es
para mi y si yo no lo hago, tampoco encontraría un solo hombre a mis ordenes
para ejecutarlo.
Tales respuestas estan hechas sin cólera,
por un hombre que tiene dos conciencias, la suya y la de la gran ciudad que
esta a su cargo.
Es a esta firmeza razonable y burguesas y
también al completo acuerdo que reina entre el burgomaestre y sus regidores, que
los bruselenses, deben en gran parte el haber escapado a un desastre y, bajo la
bota misma del alemán, haber guardo intacto el orgullo que les causa tanta
preocupación.
Se piense lo que se piense la germanización de
Bruselas aún no ha empezado.
La guerra de los topos
Aun no he dicho que verdaderas
fortificaciones los alemanes, atrincherados sobre sus nuevas líneas, después
de su derrota de la Marne, han
establecido para mantenerse y rechazar los asaltos de los franceses.
Hay que reconocer que están perfectamente
organizados para efectuar estos trabajos de excavadores. Bajo el fuego de
artillería que los protege, los “pioneros”, llegan sobre la posición escogida
provistos de herramientas portátiles con mangos cortos, les sigue un furgón que
trasporta las herramientas más pesadas y con mangos largos. Cada compañía tiene
su furgón. El trabajo es conducido con método muy riguroso. Según los
principios precisos, como una ecuación. Se ha de saber que para cada fusil su
espacio y su plaza es matemáticamente
bien confeccionada. El fuego mortífero del 75 francés puede rociar una
de esas trincheras tan perfectamente reglamentarias, protegidas por delante con
un talud en donde han acumulado toda la tierra de la excavación, los muertos,
no tendrán ni el sitio en donde caer y esto explica las descripciones que han
dado después de la batalla, de ciertas trincheras, en donde los cadáveres
quedaban de pie en la posición de tiro.
Por delante de estas trincheras de frente,
otras menos espaciosas, son establecidas por los centinelas. Por la parte de
atrás han construido verdaderas habitaciones de trogloditas, fosas recubiertas
en parte de las excavaciones y ramas apuntaladas con estacas. Hay dos
dormitorios casi confortables, las cocinas, los almacenes de víveres y
municiones, todo esto unido por pasajes con la línea del frente. El fondo, en
general esta cimentado. Se diría de verdad que esas personas han jurado pasar
el invierno. En fin las ametralladoras, también tienen reservada su plaza. Y en
la parte de atrás, al final de todo, esta instalada la artillería, piezas de
sitio montadas sobre plataformas improvisadas y sin olvidar los gruesos obuses.
Todo esto forma como inmensa topinera, una
madriguera difícil de tomar, pero que, finalmente, las bayonetas francesas lo
podrán conseguir.
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