sábado, 5 de julio de 2014

Centenario de la primera guerra mundial 1914 - 1919

Semana del 29 de agosto al 4 de septiembre

Documentos e información de la semana

   Mucha gente tiene pena y se comprende a imaginar que el interior de un campo atrincherado, se pueda encontrar en poder del enemigo, mientras que la muralla de continuación que forman los fuertes ha quedado entre las manos de los asediados. Esto parece una situación un poco paradójica, pero que tiene en el fondo nada de muy sorprendente. Se puede decir que estaba prescrito.-
“He aquí, en efecto, lo que, por una especie de adivinanza extremamente curiosa, el coronel Rouquerol escribió hace dos o tres años en un estudio sobre la Guerra de sitio publicado en el diario Journal des saciences militaires:
   La mayor parte de las plazas fuertes, poseen cuerpos de sitio provistos de una antigua muralla constituida. Estas murallas son, sin ninguna duda incapaz de resistir a un ataque de un parque de sitio moderno, no obstante, ellas son muy precisas y se tendría el más grande fallo de suprimirlas bajo pretexto que las líneas de defensa están alejadas de la plaza. Ellas representan, en efecto la seguridad de los órganos vitales de la defensa contra las sorpresas, ataques virulentos, etc……
 “El asaltante, puede ciertamente atravesar accidentalmente las primeras líneas de defensa con el favor de algunas circunstancias afortunadas para él y que él sabría explotar vigorosamente. Esto sería una bella hazaña por una tropa de pequeños asaltantes, rechazar rápidamente a los ocupantes de los fuertes avanzados de la defensa y dirigirse sin perder tiempo sobre el cuerpo de plaza, le causar el desorden, buscar si es necesario a capturar personajes importantes, al mismo gobernador por ejemplo. Nada de esto es posible con las antiguas murallas continuas que constituyen obstáculos de gran valor contra las tropas que deben actuar en un tiempo relativamente corto. Es suficiente cerrar las puertas para asegurar la seguridad.
   El coronel Rouquerol, como se ve, había muy exactamente predicho hace dos o tres años los acontecimientos que acaban de practicarse en Lieja. Esta plaza estando bien equivocadamente desprovista de muralla continua, un audaz raid alemán ha podido penetrar y ha faltado poco para raptar al gobernador y se han mantenido por algún tiempo en el corazón mismo de la ciudad. Pero ha podido ser desalojado, no por mucho tiempo, un nuevo ataque, más numeroso y más hábilmente llevado, ha tenido un resultado más durable y desde este ataque, los alemanes son dueños de la ciudad propiamente dicho, lo que les da el mando de la plaza y la situación de los fuertes que la rodean mucho más fáciles de conquistar.
   Los fuertes resisten aún, pero sus comunicaciones están singularmente interrumpidas y sus guarniciones no pueden establecer entre ellas el contacto que les aseguraría un único mando. La defensa también esta paralizada en una cierta medida. Nada de esto se hubiese producido si el núcleo central de la ciudad de Lieja hubiese estado rodeado de una cualquier muralla. Un simple muro de otorgamiento hubiese bastado para proteger la ciudad contra las tropas alemanas.

Trieste y Pola

   Austria no posee en el Adriático que dos puertos realmente importantes: Trieste, puerto mercante y Pola, puerto militar.
   Trieste está situado en el extremo Norte del lado oriental, más o menos enfrente de Venecia. Es una ciudad sin gran carácter, comprende un población de de 220. 000 habitantes de los cuales 75% de italianos, 19% de eslavos y 5% de alemanes.
   El comercio exterior alcanza 600 millones a las importaciones y 500 millones a las exportaciones. En 1911, el movimiento del puerto se ha cifrado por 12.000 navíos con capacidad de 4.300.000 de toneladas.
   El movimiento sigue una progresión constante y la abertura en 1909 de la línea de Tavern, que une directamente Trieste a Salzboug por Gastein, ha puesto a la Austria en excelente posición para quitarle  a Génova una parte de su comercio con la Alemania.
   Por terminar, es en Trieste que se han establecido los astilleros y la sede social de la poderosa compañía de transportes marítimos la Lloyd.
   Pola esta situada a una centena de kilómetros al Sur de Trieste, en una bahía que constituye para la flota militar austriaca un abrigo de acceso difícil y protegida por obras fortificadas.
   El puerto se encuentra aproximadamente a 4 kilómetros de la entrada de la bahía, no tiene más de 800 metros de largo. De este lado de la goleta, las dos pequeñas islas la Santa Cristina y Santa Andrea defienden aún muy seriamente su acercamiento. La población de la ciudad no pasa mucho de los 35.000 habitantes.

Las distancias entre ciudades y entre fronteras y ciudades

   Si la frontera rusa esta lejos de París, la distancia que la separa de Berlín es mucho más inferior, un ejército numeroso y bien organizado llegaría sin gran esfuerzo. Es el frente polonés que se encuentra al más cerca de la capital prusiana; desde Thorn, estación fronteriza alemana sobre la línea de Varsovia a Berlín se encuentra a unos 380 kilómetros de vía férrea por Posen y Francfort –sur-Oder. Es menos que la distancia de París a Auricour, frontera de Lorena (410 Km.). Entre Posen, capital de la Polonia alemana y Berlín, no hay nada más que 260 kilómetros.
   La frontera lituana, está aún más lejana: De Eydtkuhnen a Berlín por Koenigsberg, hay 743 kilómetros. Las tropas rusas ya se han avanzado 62 kilómetros. Los aliados penetran en la gran vía de San Petersburgo a Berlín todo indicado para lanzar en territorio enemigo las tropas concentradas en San Petersburgo. Parece probable que esta acción del ejército del Norte estará a poyada por otros ejércitos entrando directamente en Alemania por la frontera polonesa.
   Si ahora miramos del lado de Austria, vemos que hay 393 kilómetros de vía férrea entre Viena y Granitsa, estación fronteriza rusa al Norte de Cracovia.
   En cuanto a la capital húngara, ella se encuentra aproximadamente a 600 kilómetros de la frontera rusa.

Dinant y el río Mosa

   El 15 de agosto, al puntar el día, los alemanes llegaron delante de Dinant por la orilla derecha del Mosa. Después de los intercambios de de algunos cañonazos con las piezas del viejo fuerte de Bouvignes, su infantería consigue penetrar en Dinant y a ocupar la vieja ciudadela. Pero las tropas francesas empiezan allegar a las 6 h 15. Bajo el fuego terriblemente preciso de las baterías francesas, los alemanes fueron desalojados de Dinant. A las 11 los alemanes construyen un puente a unos 1,500 metros más arriba de la ciudad. Cuando su infantería se encontraba sobre el puente, una batería francesa establecida más abajo, hacia Houx, lo inunda con su fuego de artillería. Una tentativa de despliegue sobre la orilla derecha, no ha tenido éxito. Entonces los alemanes envían un destacamento hacia el puente de Houx a 4 kilómetros más debajo de Dinant. La artillería francesa que se desplaza de manera que puede perseguir a esta tropa, le inflige importantes pérdidas y le impide franquear el puente.
   Durante esta tentativa, el grueso de las fuerzas alemanas, realiza un nuevo intento sobre Dinant. Era aproximadamente las 3 de la tarde. La infantería alemana desaloja de las alturas de la ciudadela a 500 infantes, pero su progreso ya a sido detenido por la artillería francesa que entabla al mismo tiempo un violento combate con la artillería adversa, que está en batería sobre la orilla derecha. Hacia las 6 h. 30 de la tarde, un ataque francés desaloja completamente a los alemanes de Dinant. Su artillería dominada por la francesa a cesado el fuego y no protege la retira que se efectúa en desorden hasta Ciney y Assesse a 15 kilómetros al este de Dinant.


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