Centenario de la primera guerra mundial 1914 - 1919
Semana del 8 al 14 de agosto del 1914
Una versión de la guerra en el cielo
parisino
Entre todas las
hipótesis de una nueva forma para defenderse que ha tenido que considerar el
estado mayor, hay una bastante curiosa y un poco inquietante, aunque no se
tenga que exagerar la importancia. Que un dirigible alemán un raid audaz, no
podría ser, que a la favor de la noche, llegara hasta el Champ de Mars y lanzar
algunas bombas sobre la Torre Eiffel con la esperanza de destruir
suficientemente una parte para parar el funcionamiento del poste del telégrafo
sin hilo?
Medidas especiales
se han tomado para defenderse contra una parecida tentativa. En París, lo mismo
que en diversos puntos del territorio, se han dispuesto piezas de artillería
muy eficaces, aviadores vigilan los alrededores de la capital listos para
cumplir el supremo heroísmo y es por esto que cada noche se ve correr sobre el
cielo parisino largos haces luminosos los cuales un dirigible difícilmente
podría evitar, y que, por una singular ironía del destino, recuerdan estas
proyecciones que iluminan París los días de fiesta.
El buen apóstol
“Este Gazmoño entre los estados”. Este es el epíteto singlante
del cual Henri Heine, el mismo que se proclamaba rotundamente “Prusiano
liberado” flagelaba la cara de la potente autoridad en busca de presa que la
feroz tiranía le había obligado abandonar su querida Alemania. Palabras de que
aparentan la verdad, las cuales el mundo viene una vez más de comprobar su
justo valor. Así esta nación de bribones sin refinamiento se puede glorificar
de haber encontrado como tipo: A Guillermo, emperador y rey, con algunos
pacientes cuidados que con perseverancia el “Kaiser” se había aplicado desde
cuando el había montado en escena, de tejer delante de nuestros ojos un velo de
ilusiones. Con qué aplicación desde hace 25 años presumía de hombre galante y paladín!
Flores sobre los ataúdes de los ilustres muertos, comprometedoras invitaciones
a los vivos con vista susceptible para servir a sus mentiras, nada le costaba
cualquier comedia. Se reía acogiendo en sus encuentros al Zar Nicolás, su
amigo, su primo según el protocolo y casi de su sangre, riéndole con todos sus
blancos dientes <<Yo abrazo a mi rival, dice el Nerón de Racine, pero es
para ahogarlo>>, hoy se ve en su primer acto de hostilidad hacia Rusia:
la emperatriz, mujer de edad, María Fédorovna, madre del Zar, hermana de la
reina Alejandra, su propia tía de él, Guillermo, -una soberana augusta que fue
su anfitriona durante algunos días y le ofreció en uno de los palacios
imperiales el pan y la sal- una mujer con cabellos blancos, en fin que traviesa
su imperio al declararse la guerra para volver a su
casa, la detienen en el nombre de Lohengrin coronado, del
pretendido sucesor de Carlo Magno, se le prohíbe continuar su camino, y, como a
una vulgar espía, la conducen a la más cercana frontera.
Los hermanos de armas de la Francia
Nicolás II emperador de Rusia, Jorge V rey de Inglaterra, Albert rey de
Bélgica.
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