martes, 3 de junio de 2014

Centenario de la primera guerra mundial 1914 - 1919 

Semana del 25 al 31 de julio del 1914

EL VIAJE DEL PRESIDENTE DE LA REPÚBLICA FRANCESA EN RUSIA

En el campo de Krasnïé-Sélo: La llegada del Sr. Poinaré a la tienda imperial

   La acogida que ha encontrado en Rusia el presidente de la República Francesa, tanto en el entorno del emperador y la familia imperial, que cerca del gobierno, de la corte, lo mismo de la población, que, en su visita en la capital, tubo todo el placer de manifestar sus sentimientos, esta acogida a sido particularmente cordial, mismo muy afectuosa. Las calurosas simpatías que se creó el Sr. Raymond Poincaré, en el transcurso de su primer día en las orillas de la Neva, cuando él era presidente del Consejo y ministro de Asuntos extranjeros, habían admirablemente preparado la atmósfera para el viaje que viene de terminar.

  El 20 de julio, a la una y cuarto el magnífico crucero acorazado France  saludaba con su artillería la tierra rusa. Una hora más tarde, el presidente francés, acompañado del Sr. René Viviani, ministro de Asuntos extranjeros y el Sr. Maurice Paléologue, embajador de Francia, subían a bordo del yate imperial Alexandria en el cual les acogió el Zar, el mismo acompañado de su ministro de Asuntos extranjeros, el Sr. Sazonof, y su ministro de la Marina, el Almirante Grégorovitch, Se navega hacia Peterhof en donde el presidente francés y su augusto anfitrión desembarcan en el mismo sitio que ya habían desembarcado anteriormente, el presidente Félix Faure y el Sr. Loubet.
   La jornada del 21 de julio fue destinada a la visita tradicional de San-Petersbourg, peregrinaje a la tumba de Alejandro III, recepciones en la embajada y en palacio de Invierno, visita a las obras francesas, banquete de gala en la embajada velada en la Douma municipal.
  La mañana del 22 de julio, el Presidente francés, visitaba al emperador y a la emperatriz, en el palacio en el cual vivian en el parque de Peterhof, una visita en el transcurso de la cual, él entregaba al gran-duque heredero, el gran cordón de la Legión de honor. Por la tarde el emperador, la emperatriz y sus hijos conducían al Sr. Poincaré al campo de Krasnoïe-Sélo.
   La visita del campo terminada, el cortejo regresa a la tienda imperial situada en lo alto de un cerro que dominaba el vasto campo de maniobras.
   Por la mañana, por fin, el Presidente francés asistía en el mismo campo a una imponente revista de las tropas. Durante la comida, de brindis significativos fueron cambiados, y el emperador una última vez exalta la ventaja de la colaboración entre las dos grandes naciones. Ella no iba a tardar mucho a ser una ruda prueba.

   El Presidente francés que aún debía visitar al rey de Suecia en Estocolmo, al rey de Dinamarca en Copenhague, al rey de Noruega en Christiania, no pudo realizar su programa hasta el final.

  En Estocolmo, en donde fue recibido con la más calurosa solicitud por el rey Gustavo V y el kronprinz Gutavo-Adolfo, por la población y sus representantes, debería ser su última escala.
La locución del alcalde de Estocolmo al presidente de la República francesa
La recepción del Sr. Poincaré en Estocolmo

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