¿Dónde están los autobuses parisinos?
Han sido movilizados y militarizados
para el abastecimiento de carne fresca a las tropas francesas
La desaparición de
los autobuses, que ha sido una de las primeras consecuencias de la movilización
general, ha desorientado un poco a la población parisina, se puede apreciar en
este momento el papel tan enorme que ellos jugaban en la capital.
Vista exterior de un autobús transformado en coche
militar para el transporte de carne: Lo vidrios del autobús han sido sustituidos por placas metálicas
Los parisinos, no
obstante, no deberían quejarse de esta desaparición, ya que los autobuses que
ellos deben a la casa Schneider y a su ingeniero el Sr. Brillié, van a jugar un
papel sumamente importante en su ejército durante la guerra que viene de
empezar, es un papel de primer orden. No es que ellos van a ser destinados al
trasporte de personas, al menos de una manera habitual, su empleo no
representaría, en efecto en este caso, que una importancia bastante débil, ya
que los 1.000 autobuses de la Compañía General de Omnibuses, no podría contener
que 35.000 viajeros o sea un máximo de 30.000 hombres armados y equipados. Su
papel es más bien de otra manera más importante. Están destinados para asegurar
el suministro de carne fresca hasta el frente a todos los cuerpos y compañías
de de la tropa.
El coche para la
carne existía mucho antes a que ni se pensara a utilizar a los autobuses. El
modelo reglamentario, comporta una carrocería en donde la carne puede quedar
suspendida en ganchos como en un almacén de carnicero, en el cual se encuentra
convenientemente aireada, gracias a las aberturas equipadas de telas metálicas,
lo todo constituyendo una especie de despensa. Pero estos vehículos presentan
una continencia muy débil y no podrían desplazarse que muy lentamente, al trote
de un tiro de dos caballos. Había que ir a buscar la carne bastante lejos,
además, demoraría durante largas horas y la conservación se encontraría la
mayoría de las veces comprometida a pesar de las precauciones.
De otra parte se
sabía como hacer para trasportar la carne en buenas condiciones desde los
mataderos hasta los puntos de distribución a los cuerpos de la tropa. Para el
empleo obligado de la tracción animal, esta está limitada máximo a unos 25 0 30 kilómetros, esta
es la distancia que debía separar los diversos puntos en donde a continuación
había que desplazar todos los días el matadero, el ganado también había que desplazarlo
cerca del matadero y el matadero cerca del frente. Es un trabajo que venia cada
vez más penoso y difícil, el personal tenía que cumplir cada día una etapa
maratoniana antes de empezar el trabajo, en cuanto el rebaño también tenía que
hacer una etapa, el ganado se debilitaría rápidamente y no produciría que una
carne mediocre. Por fin renovar el ganado que se realizaba generalmente sobre
plaza utilizando los recursos locales venido muy difícil para el servicio de
subsistencia que pasaba la mayor parte del tiempo en desplazamientos para
seguir a las tropas.
Por todas estas
razones, se pensó desde el principio en el automóvil para asegurar el trasporte
de la carne fresca por mediación de la atracción mecánica. No se podía pensar a
construir en los almacenes un aprovisionamiento de coches a carne, automóviles
que, todo estando aun precio muy alto, se habría deteriorado en el almacén. Se
empieza por contentarse en experimentar algunos modelos como ensayo, para darse
cuenta de las condiciones y realizar la búsqueda de un medio de cómo utilizar
los vehículos existentes. Las primeras experiencias, habiendo dado un resultado
satisfactorio, tuvieron la idea de recurrir a la Compañía General de Omnibuses
que venía de construir sus primeros vehículos automóviles (autobús imperial).
Vista interior: Todo el acondicionamiento a estado
remplazado por fuertes barras para colgar la carne
La trasformación
de estos autobuses en vehículos para el trasporte de carne es realmente fácil,
el techo del vehículo, como es tan extremamente sólido y en forma de corredor,
solamente había que fijar ganchos en las barras de hierro en la que se agarran
los pasajeros y en el techo para colgar la carne.
Así que era
suficiente fijar sólidamente estas barras de hierro para que pudiesen aguantar
el peso, desmontar los asientos para hacer sitio en el interior, instalar una
puerta con una rejilla metálica, reemplazar igualmente los vidrios de las
ventanillas por rejillas metálicas para la aeración (ventilación) y por
terminar doblar la carrocería interior con planchas de zinc a una cierta altura
para facilitar la limpieza del vehículo.
Un cierto número
de autobuses así transformados figuraban ya en varias ocasiones en las grandes
maniobras. Estos ensayos dieron los mejores resultados y tuvieron como consecuencia la adaptación de
este sistema.
Esta trasformación
ha sido ejecutada por la Compañía General de Omnibuses que había pasado con el
Estado un tratado obligando a conservar en el almacén, en tiempo de paz, todos
los materiales de primera necesidad. Los trabajos de trasformación, han sido
trasmitidos en tiempo útil por todos los cuerpos de ejército movilizados.
La transformación de los autobuses en coches de carne;
las persianas, bancos, etc…..
Así el autobús
estaba acondicionado como acabo de explicar, la utilización es muy simple.
La carne estando
cuarteada, era suspendida fijada en los ganchos como el almacenaje de una
carnicería, sin que los cuartos de carne llegaran a tocarse. En estas
condiciones un autobús, no puede apenas trasportar más de 1.800 kilos de carne,
mientras que el mismo vehículo, trasportaba precedentemente 35 viajeros, más el
chofer y el conductor o sea un total de unos 2.600 kilos.
Esta cantidad de
1.800 kilos, representan 3.600 raciones de carne fresca a razón de 500 gr. por
persona. Un autobús trasformado y reformado de esta manera, trasporta un poco
más de la carne necesaria cada día a un regimiento de infantería, comprendiendo
normalmente 3 batallones de 1.000 hombres.
Así a la rigor,
sería suficiente una docena de autobuses por cuerpo de ejército y, con 250
autobuses, los 20 cuerpos de primera línea se encontrarían suficientemente suministrados.
Pero el servicio en pequeñas unidades, estaría mal asegurado, los trenes del
regimiento, tendrían que cumplir distancias exageradas, sin contar los
accidentes imprevistos. Así es que casi se han doblado los efectivos, aunque
conservando un cierto número de autobuses para el trasporte de los heridos, y
seguramente para ciertos transportes rápidos de personal combatiente.
El matadero de las
reses esta instalado en principio, en una estación cabeza de etapa (término de
la vía férrea). Se puede tranquilamente sacrificar la res, dejarla reposar y
después expedirla a los puntos de encuentro fijados por el comandante. Desde
aquí los oficiales de estado mayor designados a este servicio, dirigen los
autobuses a los puntos de distribución en donde la carne es entregada a los
oficiales de aprovisionamiento, que a su vez la llevan en los vehículos de
carne reglamentarios con atracción animal, de los cuales ya he hecho un
comentario anteriormente o en simples furgones. Un autobús podía hacer
fácilmente 100 a
120 kilómetros
cada día, o sea, que el punto de entrega se encontraría a unos 50 o 60 kilómetros del
matadero. El matadero central no tiene necesidad de desplazarse que todos los
dos o tres días o máximo y a medida del movimiento de las tropas.
Hay que añadir,
que cuando la red de carreteras se encuentra en buen estado, los autobuses
pueden llevar la carne hasta los acantonamientos, lo que evita la manipulación.
Los autobuses van a
contribuir eficazmente a la defensa del país. No hay que olvidar, que en la
guerra hay
tres cosas que se han de hacer cada día: andar, comer y
reposarse, llegar hacer estas tres cosas en buenas condiciones, es muchas veces
mas difícil que hacer la cuarta, que es la de batirse, menos mal que no se baten
todos los días.
Cuando los parisinos vuelvan a ver sus
autobuses, estarán fuera de servicio, pero tendrán el placer de ver que han
sido remplazados por otros los cuales sus carrocerías serán más anchas y más
confortables, ya que la Compañía General de Omnibuses, ha adaptado en principio
hacerlo dentro de algunas semanas. A veces una desgracia, trae algo de bueno.
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