Centenario de la primera guerra mundial 1914 - 1919
Semana del 1 al 7 de agostos del 1919
LA CRISIS EUROPEA
Sr. Bienvenu-Martin Sr.
Ph. Berthelot Barón de Schoen
LA NOTA VERBAL DE ALEMANIA
El
barón de Schoen lee al Sr. Bienvenu-Martin, haciendo el ínterin de Asuntos
Extranjeros una comunicación de su gobierno aprobando
a la Austria y declarando que, si el conflicto no quedaba localizado,
valdría “temer las consecuencias las más graves"
La guerra de Austria contra la Serbia
La tensión que se
había manifestado después del drama de Sarajevo las relaciones entre Austria y Serbia, a tornado repentinamente en
carácter de una acuidad inesperada, para terminar en pocas horas en una ruptura
de relaciones diplomáticas, primero, y para terminar en una declaración de
guerra. Jamás desde hacía por lo menos 40 años, la paz en Europa no había
corrido un peligro parecido.
Ya he hecho eco de
las demostraciones hostiles hacia la Serbia que el asesinato del archiduque
Francisco-Fernando y el de su esposa, había provocado en Austria-Hungría, que,
desde el primer momento, la opinión había claramente hecho subir hasta el gobierno de Belgrado,
acusándolo de favorecer más o menos abiertamente la propaganda serbia en
Bosnia-Herzegovina, la responsabilidad del doble crimen. Por lo tanto, nada
había hecho preveer las brutales consecuencias del estado de espíritu,
justificado o no.
El día 23 de julio,
a las 6 de la tarde, el ministro de Austria-Hungría en Belgrado, el barón
Giesl, entrega al ministro en funciones de Asuntos Extranjeros del rey Pedro,
el Sr. Patchou, una nota comunicatoria, un verdadero ultimátum, cuyo tono
provoca en las “chancelleries” cancillerías, un profundo estupor.
El general Putnik, jefe de estado mayor, general del ejército
serbio
En los términos de
esta nota, Austria exigía a Serbia, en sustancia:
1º.- La publicación en
el diario oficial de una declaración del gobierno real, condenando la
propaganda contra Austria-Hungría, exprimiendo el sentimiento, que, oficiales y
funcionarios hayan tomado parte en esta propaganda, reprochando toda tentativa
de inmisión en todos los destinos de las poblaciones de cualquier parte de
Austria-Hungría, sea la que sea, y menazar de castigar contra cualquiera que
fuese a la contra de las voluntades así manifestadas; esta declaración debería
ser llevada para hacerla conocer al ejercito por orden del rey, insertándola en
el boletín militar oficial.
2º.- La promesa de
reprimir toda acción dirigida contra Austria-Hungría, y ante todo, suprimir las
publicaciones que excitan al desprecio o al odio de la doble monarquía y, de
disolver la asociación nacionalista, dicha Narodna
Obrana, y de revocar a los oficiales y funcionarios culpables en el pasado,
presente o en el futuro, de haberse librado a de manifestaciones
anti-austriacas.
3º.- El compromiso de
abrir una encuesta jurídica contra los autores o los partidarios del “complot
del 28 de junio” (los asesinatos de Sarajevo).
En fin, el gobierno imperial y real, se
reserva el derecho de proporcional él mismo, los nombres de los culpables a
castigar y exigirá la presencia en la comisión de encuesta judicial sobre el
complot, de un numero indeterminado de sus funcionarios.
Daban al gobierno
serbio 48 horas para que se determinara –Hasta el sábado 25 a las 6 de la tarde-.
Esto fue un golpe terrible, un tanto más
inquietante, ya que se producía durante un concurso de circunstancias tal, que
todo estaba preparado para hacer creer a un golpe sabiamente preparado: El
presidente de la República francesa, en el momento que este ultimátum fue
rendido público, venia justo de dejar al Zar de Rusia y no tuvo conocimiento
que en alta mar. Además una importante huelga de naturaleza a paralizar una eventual movilización, reinaba en Rusia. Para
completar el cuadro, se acababa de saber el fracaso del supremo esfuerzo
intentado en Londres, para resolver sin disturbios la cuestión del Ulster.
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