miércoles, 4 de junio de 2014

Centenario de la primera guerra mundial 1914 - 1919

Semana del 1 al 7 de agostos del 1919

LA CRISIS EUROPEA
                            Sr. Bienvenu-Martin        Sr. Ph. Berthelot        Barón de Schoen

                             LA NOTA VERBAL DE ALEMANIA 
   El barón de Schoen lee al Sr. Bienvenu-Martin, haciendo el ínterin de Asuntos Extranjeros una comunicación de su gobierno aprobando a la Austria y declarando que, si el conflicto no quedaba localizado, valdría “temer las consecuencias las más graves"

La guerra de Austria contra la Serbia

    La tensión que se había manifestado después del drama de Sarajevo las relaciones entre  Austria y Serbia, a tornado repentinamente en carácter de una acuidad inesperada, para terminar en pocas horas en una ruptura de relaciones diplomáticas, primero, y para terminar en una declaración de guerra. Jamás desde hacía por lo menos 40 años, la paz en Europa no había corrido un peligro parecido.
    Ya he hecho eco de las demostraciones hostiles hacia la Serbia que el asesinato del archiduque Francisco-Fernando y el de su esposa, había provocado en Austria-Hungría, que, desde el primer momento, la opinión había claramente hecho subir hasta el gobierno de Belgrado, acusándolo de favorecer más o menos abiertamente la propaganda serbia en Bosnia-Herzegovina, la responsabilidad del doble crimen. Por lo tanto, nada había hecho preveer las brutales consecuencias del estado de espíritu, justificado o no.

   El día 23 de julio, a las 6 de la tarde, el ministro de Austria-Hungría en Belgrado, el barón Giesl, entrega al ministro en funciones de Asuntos Extranjeros del rey Pedro, el Sr. Patchou, una nota comunicatoria, un verdadero ultimátum, cuyo tono provoca en las “chancelleries” cancillerías, un profundo estupor.
El general Putnik, jefe de estado mayor, general del ejército serbio

   En los términos de esta nota, Austria exigía a Serbia, en sustancia:

1º.- La publicación en el diario oficial de una declaración del gobierno real, condenando la propaganda contra Austria-Hungría, exprimiendo el sentimiento, que, oficiales y funcionarios hayan tomado parte en esta propaganda, reprochando toda tentativa de inmisión en todos los destinos de las poblaciones de cualquier parte de Austria-Hungría, sea la que sea, y menazar de castigar contra cualquiera que fuese a la contra de las voluntades así manifestadas; esta declaración debería ser llevada para hacerla conocer al ejercito por orden del rey, insertándola en el boletín militar oficial.

2º.- La promesa de reprimir toda acción dirigida contra Austria-Hungría, y ante todo, suprimir las publicaciones que excitan al desprecio o al odio de la doble monarquía y, de disolver la asociación nacionalista, dicha Narodna Obrana, y de revocar a los oficiales y funcionarios culpables en el pasado, presente o en el futuro, de haberse librado a de manifestaciones anti-austriacas.

3º.- El compromiso de abrir una encuesta jurídica contra los autores o los partidarios del “complot del 28 de junio” (los asesinatos de Sarajevo).

   En fin, el gobierno imperial y real, se reserva el derecho de proporcional él mismo, los nombres de los culpables a castigar y exigirá la presencia en la comisión de encuesta judicial sobre el complot, de un numero indeterminado de sus funcionarios.

    Daban al gobierno serbio 48 horas para que se determinara –Hasta el sábado 25 a las 6 de la tarde-.

   Esto fue un golpe terrible, un tanto más inquietante, ya que se producía durante un concurso de circunstancias tal, que todo estaba preparado para hacer creer a un golpe sabiamente preparado: El presidente de la República francesa, en el momento que este ultimátum fue rendido público, venia justo de dejar al Zar de Rusia y no tuvo conocimiento que en alta mar. Además una importante huelga de naturaleza a paralizar una eventual movilización, reinaba en Rusia. Para completar el cuadro, se acababa de saber el fracaso del supremo esfuerzo intentado en Londres, para resolver sin disturbios la cuestión del Ulster.


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